IDEALIZANDO EL AMOR ROMÁNTICO

¿Recuerdas el post de la semana pasada? ¿el de cómo funcionaba un cerebro enamorado? Me pregunto qué falta le hace a ese cerebro biológicamente dislocado que venga Amaral y le cante… “Sin ti no soy nada, una gota de lluvia mojando mi cara...” o Coque Malla y le diga… “No puedo vivir sin ti, no hay manera...”. Nos gustan las emociones fuertes, ¿verdad? Yo aún recuerdo las primeras semanas del último amor loco que tuve. Le puse banda sonora, claro está. Hice una playlist y cada día añadía una canción nueva que reflejara aquello tan fuerte que yo sentía. Ahora sé que estaba bajo los efectos del subidón de dopamina. Escuchaba las canciones con fruición, soñando despierta, regodeándome en mis sentimientos, y dejándome llevar por mis emociones confusas y contradictorias… Al final todo se fue al traste, como era de esperar. Pero me sirvió para darme cuenta de que si surge el amor en nuestro camino hacia la felicidad, el que mejor nos va a acompañar es uno sentido, pensado y tranquilo.

Adoro la música y sus canciones, pero creo que el contenido de muchas de sus letras pueden alimentar a base de fast food nuestras ansias naturales de amar. Lo mismo ocurre con las novelas, los poemas, las películas, las series... Llevan ideales amatorios que parecen que nos endulzan la vida pero que, en realidad, nos la suelen terminar amargando. Vamos a conocerlos con más detenimiento.

MITOS CUESTIONABLES ACERCA DEL AMOR ROMÁNTICO

El verdadero amor es eterno

Adornar al amor con un halo de eternidad es un toque maestro... si quieres sufrir de lo lindo. Este mito lo hemos mamado desde bien pequeñas (véase factoría Disney y su "y fueron felices para siempre"). Pero una se hace mayor y comprende que nada es eterno. Es precisamente de lo contrario de lo que se nutre nuestro Universo. "Todo fluye, nada permanece" decía Heráclito. Engañarnos con la eternidad por la gracia divina del amor, no va a hacer nuestra relación imbatible. Más bien la va a debilitar, porque no será una unión pensada, con un proyecto de vida en común. Será una relación improvisada y sostenida en una base poco estable que nos hará sufrir. Ni hablo de la expresión "el verdadero amor". Lo siento, pero es que me entran sarpullidos.

La media naranja o el alma gemela

Mito que Platón recoge en su obra El banquete. Por boca de uno de sus personajes cuenta la historia de que, inicialmente, los seres humanos estaban formados por dos cabezas, 4 brazos y 4 piernas, lo que les otorgaba grandes capacidades. Tantas que un día decidieron batirse contra los dioses para ocupar su lugar. Ganaron los dioses, claro está, y Zeus ordenó castigarlos dividiéndolos en dos. Desde entonces vagan por el mundo buscando la mitad perdida, y poder así sentirse completos. Esta idea vivió su edad dorada durante la época del Romanticismo y sigue alimentando el corazón de muchas occidentales. De aquí surge también la idea de que el amor nos completa, que una pareja nos realiza. A mí este pensamiento no sólo no me ha beneficiado en absoluto sino que me ha traído demasiado sufrimiento inútil. Te lleva a dudar de tu propia fortaleza. Es debilitador. Además, anula al enriquecimiento que otras personas de tu entorno te puedan ofrecer.

El amor incondicional

Este es asombrosamente absurdo. Se supone que el “verdadero” amor está por encima de todo, sin importar el qué. Justifica el complacer a ciegas a otra persona. ¿A base de nosotras mismas? A mí me parece hasta escatológico. Pero así ha sido y así sigue siendo para muchas de nosotras. Creo que esta visión del amor va en contra del romanticismo en sí. Cuando pasas de amar a alguien a soportar estoicamente sus mierdas, y no me refiero a los defectillos que todos tenemos, la cosa se vuelve sucia y deforme. El buen amor está condicionado a la integridad de cada una de sus partes, ¿no crees? Probablemente el auto-respeto sea la única cura.

Aquí tienes una canción preciosamente peligrosa.

PARA COLMO EL AMOR ES CIEGO

Un mito verdadero sobre el amor de pareja es que es ciego. Según Helen Fisher, de la que hablamos la semana pasada, se ha descubierto que ciertas partes del cerebro se desactivan mientras estamos en la fase del enamoramiento. Son funciones como la de planificar, la de evaluar si algo es fiable o incluso la del miedo. El engaño puede durar de uno a dos años y medio. ¿Qué función puede tener algo que nos ofusca de esta manera? Pues, otra vez, la de perpetuar la especie. Si viéramos los “defectos” de nuestro candidato desde el principio, sería poco probable que mantuviéramos la decisión. Para eso está el apego, que se teje en una relación desde el principio y que queda cuando se nos cae la venda de los ojos. Este es el modo biológico de mantenerse juntos durante la crianza del nuevo ser.

UNA LUZ QUE NOS GUÍE

Si el amor es ciego, y elegimos mal, y para colmo lo adornamos con idealizaciones peligrosas ¿no es buena idea que tengamos una referencia? ¿Poder dejar de chorrear dopamina por un momento y lograr discernir más o menos bien la situación? ¿Un poco de objetividad? Habrá casos en los que haya que esperar un poco, hasta conseguir ver con más claridad. Ya sabes, los primeros tiempos del enamoramiento son agotadores. Pero, en todo caso, tener algo a la mano que nos ayude a calibrar bien. A mí me gusta pensar en la idea de amor romántico que prodiga el psicólogo Walter Riso. Lo he leído bastantes veces y, aunque no comparto cómo enfoca ciertos aspectos, sí me parece que su planteamiento del amor más consciente es bastante afín a nuestra Vida Feliz - Happy Lifestyle. La próxima semana hablaremos más de ello. Mientras tanto, si quieres profundizar, te recomiendo su libro Los límites del amor.

Para terminar, te propongo un juego: seguiremos escuchando canciones de amor preciosamente peligrosas, obvio, pero ¿qué te parece si intentamos averiguar cuál de los tres mitos esconden? Puedes usar los comentarios para participar o simplemente ponerlo en práctica por tu cuenta. ¡Seguro que nos saldrá una lista interminable! ;)

Un abrazo y que pases una semana fabulosa <3